Fragmentos
La
Serrucha
Quisiera ser poeta
para encantarte con mis versos
y llevarte al sueño que me desvela desde lejos.
Quisiera ser el verso
que con sus metáforas rebuscadas dan
Confort a tu amor incierto.
Alimentar tu alma a través de las palabras
que más atinen tu ego
y llevarte desde la tierra al cielo
y mostrarte el arcoíris
y el algodón de las nubes
para que puedas confesar que son puro fuego.
Quisiera ser ese verso
que te llene de ternura
y quieras contagiarte de mi amor
a la luz de la luna.
Quisiera ser la poesía
para provocar en ti
una eyaculación del alma a través de los versos.
Quisiera ser los fragmentos que componen tu vida: amor, dolor y sufrimiento
y poner fin a tu agonía que también embargan mi aliento.
Pero no soy poeta,
no soy verso,
No soy poesía,
No soy universo
No soy armonía...
No…, no…, no…
Soy solo esta alma sufrida
que encuentra consuelo en los versos.
Lirio
La serrucha
A ti,
pedacito mío -1991-
Hoy brotan
impactantes, explosión de amor.
Estallido de polen,
orgasmo de hombre, ardor de útero.
¡Hoy florece la
vida!
Eres candor del
alma, eres rocío de estrellas.
Eres mi arco iris,
mi olor a manzana rosa, mi ensueño de luz.
Hoy, al romper tu
capullo,
mis ojos gritan al
cielo - ¡eres tú!, ¡eres tú! -
Hoy, con tu
esplendor, que acaricia mis sueños, el olor ve tu rostro
y surcan las barreras antes impuestas
y emergen poderosos
y desgarran insultantes,
aguerridos, espadas
contra espadas, los sollozos en tu voz.
Y así, mi complacido
oído
hace germinar mis
lágrimas
que han quedado
atrapadas, envenenadas, urdiendo y royendo,
mi desdichado espíritu
y remueven, mortuorios sentimientos,
que me llevan al
recuerdo de tu mortaja, esa…,
esa que te arrancó
de mí. Esa… esa que te guarda.
¡Qué siempre
florezcan los lirios!
¡Qué nunca falten
en tu lápida!
Remembranza
La Serrucha
Querida Kate, Recuerdo momentos
que te hicieron suplicar los lamentos
y flagelaron heridas tapadas
por curtidas vendas y linimentos.
Confundían los gritos de ambulancia
Con llanto de la que te dio lactancia.
Que no duela ni que se quemen lágrimas
en almas de mujeres ni matronas.
Encontraste el desamor en tu lecho
a cambio de tu virginidad pura
en noche de violación y tortura
y trozaste tus muñecas sin piedad
dejando llanto de una madre dura
Y la premura de unos niños huérfanos.
BRINDIS
La Serrucha
Brindo por
la custodiada noche de mi secreto.
Brindo por
el preludio de la mañana que augura un nuevo día.
Brindo por
esa caricia que me envuelve a través de tus sonidos
Y me
transportan a mundos lejanos
donde
conocí los efectos del placer.
¡Salud! Por
las noches en vela.
¡Salud! por
los merecidos llantos.
¡Salud! por
las locas y desenfrenadas caricias.
¡Salud! Por
el olor de tu piel.
¡Salud! por
esta necesidad de ti,
por no
encontrar otro consuelo y por la codicia de huir.
¡En hora
buena! Por el roble que plantaste,
por los
lirios que prosperan cada invierno
y me llenan de recuerdos que lisonjean
y avivan y
dan aliento, a este pececito,
que hace
quebrar mi voluntad.
Brindo,
brindo y no dejo de brindar
por el goce
de haberte conocido.
El microrrelato
Atrapado
La Serrucha
Las vendas que revisten las
laceraciones de tus muñecas, me advierten que, la sertralina, el aripiprazol y
el clonazepan han fallado otra vez.
Tu mirada perdida, bañada
por vergüenza y fracaso, trata de esconder los gemidos atropellados en tu
cuello, la mole de cemento aplastando tu dignidad, el semen mezclado con sangre,
que aún están apresados en ti como los surcos que aran la tierra.
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